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La historia



Genoveva Ortiz nació en Santa Cruz, provincia de Catamarca, Argentina, en 1804. A los 21 años se casó con José Cubas, quien sería gobernador de la provincia entre 1835 y 1841.

Su esposo, el gobernador José Cubas, integrante de la coalición del Norte, fue vencido y tomado prisionero. El Coronel Maza intimó a Cubas a que le hiciera entrega de la suma de diez mil pesos si quería salvar su vida.

Al enterarse Genoveva, quien sólo tenía tres mil quinientos pesos, mendigó de casa en casa endeudándose con media ciudad, hasta reunir la suma exigida, entregando en parte sus joyas y vestidos.

Genoveva llevó el dinero al Coronel Maza, quien pretextando que dos de las joyas eran falsas, se quedó con el dinero, ordenó que Cubas fuera degollado y su cabeza clavada en una pica, para ser exhibida en la plaza principal.

Genoveva recibió una carta de su esposo desde prisión, una hora antes de ser asesinado. En la noche del 4 de noviembre de 1841 la cabeza de Cubas fue exhibida en la plaza 25 de mayo.

El sacrificio de Catamarca es uno de los acontecimientos más atroces de la historia argentina. Más de seiscientos prisioneros fueron degollados junto al gobernador Cubas. Los asesinos amontonaban las cabezas formando pirámides en el centro de la plaza.

Una crónica de la época cuenta que en una escena de hondo patetismo, Genoveva a punto de ser madre por séptima vez, corrió a la plaza con el rosario en la mano y arrodillada con la frente alta, apretando los dientes y sin verter una lágrima para que los asesinos no la vieran llorar, musitó en silencio sus oraciones en medio de la risa de los soldados, sin apartar sus ojos de la lanza donde yacía la cabeza de su esposo. Cuando ya no pudo más se retiró con los ojos y el alma perdidos, a su casa donde la esperaban sus hijos aterrorizados.


Sin aceptar la ayuda de nadie, sola, vendiendo empanadas y dulces caseros, haciendo velas de sebo, jabones, tejidos en su modesto telar y enviando a sus hijos mayores a recoger leña, logró pagar todas sus deudas. Tiempo después donó su casa para que se convirtiera en hogar de obreras y gente necesitada. Genoveva falleció a los 82 años.